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miércoles, 29 de junio de 2011

Divide a argentinos un puente en Uruguay





La discusión para unir los departamentos de Maldonado y Rocha lleva 60 años; es una zona protegida

Loreley Gaffoglio
Enviada especial


PUNTA DEL ESTE.- La polémica cumplió 60 años. Pero se exacerbó anteayer, en la última de las audiencias públicas. Y ahora la construcción de un puente sobre la laguna Garzón 'área protegida como reservorio costero de biodiversidad y naturaleza intacta, y límite natural entre los departamentos de Maldonado y Rocha- ubicó la defensa del medio ambiente dentro de una tormenta de posiciones encontradas sobre progreso y desarrollo sustentable. "Puente no, balsa sí", y "el puente es trabajo y progreso", se escuchan con insistencia y de manera salomónica entre muchos argentinos con intereses diversos en estas costas.

La traza del puente en la desembocadura de la laguna es un proyecto de vieja data. Las intendencias de Rocha, Maldonado y la firma Consultatio lo reflotaron en 2008 para dotar con una conectividad autónoma, ágil y segura la ruta 10, entre José Ignacio y Rocha, y reemplazar el antiguo sistema de balsas, que actualmente une ambas orillas.

Según quien opine, la balsa es parte medular de la identidad del lugar. Actúa como un paseo de contemplación singular y es ejemplo cabal del concepto de Uruguay Natural. Transporta hasta cuatro vehículos, opera con horario limitado, propulsada por un bote con motor fuera de borda. Y según los pobladores locales, interrumpe su servicio cuando soplan vientos huracanados y se presentan averías.

Impulsado por el Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP), y anhelado por las intendencias de Rocha y Maldonado, la interconexión fluvial, de un costo de US$ 3 millones, fue ofrecida en donación al Uruguay por el empresario Eduardo Costantini. En 2009 recibió el visto bueno del entonces presidente Tabaré Vázquez, entusiasmado junto con los rochenses con poder unir las costas de Rocha y José Ignacio y consolidar la ruta 10 hacia el Este.

Ese punto cardinal es el imán histórico del desarrollo turístico. Y allí, en las paradisíacas 30.000 hectáreas entre las lagunas de Garzón y Rocha, parte de las cuales integran el Sistema Nacional de Areas Protegidas del Uruguay (SNAP), desembarcó Costantini con Las Garzas, un barrio marítimo cerrado de 486 lotes en 240 hectáreas, orientado al turismo residencial de alto nivel.

Ese desarrollo está siendo resistido en la justicia contenciosa por su vecino de chacra Santiago Soldati. Empujado por el cuidado del medio ambiente también se opone al puente junto al presidente de Techint, Paolo Rocca, otro de los pioneros del lugar. Manuel Antelo, Federico Alvarez Castillo, Eduardo Vigil y Ralph Harteneck son los otros "colonizadores" de ese enclave agreste, hasta ahora, hiperexclusivo.

Ya hubo acuerdo político, no obstante, para promover un desarrollo turístico residencial controlado en el área (de hasta 5500 viviendas), que en los últimos años quintuplicó su valor, para así generarle ingresos a un municipio deficitario: vive de la explotación agropecuaria y tiene alta desocupación. El puente es bienvenido por el 81% de los rochenses, según indica una encuesta de 500 casos, y significa una "puerta al progreso que generará trabajo", de acuerdo con testimonios recogidos allí por LA NACION.

Beneficia también a otros tres emprendimientos argentinos de muy alto nivel: Arenas de Rocha, una sociedad entre los Roemmers (de los laboratorios homónimos), Bulgheroni, Bracht y Alvarez Castillo; Las Cárcavas, de Eduardo Costantini (h.), y Rincón de Arditeia, de los Echepare.

Sin embargo, existe otra encuesta reciente entre 1000 usuarios de la balsa, certificada por escribano público, que arroja que un 87% rechaza el puente y prefiere cruzar en balsa.

La autoridad ambiental evaluó que la conexión rígida podría acarrear "impactos ambientales negativos significativos". Por ello abrió la iniciativa a debate y colocó indirectamente en el centro de la discusión el potencial depredador de una mayor movilidad en la ruta 10, a partir del acceso directo a un área protegida.

"No debemos imputarle al puente el rol vertebrador que posee la ruta 10 desde hace 60 años", se defiende por su parte el ingeniero Alvaro Olazábal, uno de los responsables del estudio de impacto ambiental, financiado por Costantini. "Tampoco es el responsable en la definición del modelo de uso y ocupación del suelo, ya delineado y regulado por ordenanzas en ambos municipios."

Los detractores de la iniciativa -de 180 metros de largo, dos carriles y bicisenda- son varias ONG ambientalistas, los comerciantes y la Liga de José Ignacio, junto con la Sociedad Uruguaya de Arquitectos y Rafael Viñoly, quien se opuso desde Nueva York. Para el renombrado arquitecto uruguayo, "el puente es un error garrafal de planeamiento y representa una invasión cultural con efectos ambientales irreversibles".


Sistema eléctrico de balsas

Hasta un edil del propio Frente Amplio, Martín Pittaluga, también se opone. Mancomunados, proponen donar un sistema eléctrico de balsas, más amigable con el medio ambiente (US$ 500.000) que opere las 24 horas, demoler un viejo puente inconcluso para restaurar la belleza del paisaje, mejorar un camino ya existente de circunvalación alrededor de la laguna y que el Estado refuerce las entradas perpendiculares en forma "diente de peine", como las de la ruta 9, como accesos a los núcleos costeros.

"Esa es la estrategia más adecuada de conservación", apuntó Luis Castelli, vicepresidente de la ONG Amigos de las Lagunas Costeras de Rocha, que dona el nuevo sistema de balsas. La titular de esa ONG es Beatrice Bergamasco, esposa de Paolo Rocca.

Tras la convulsionada audiencia de anteayer, será la ministra de Vivienda, Ordenamiento y Medio Ambiente, la arquitecta Graciela Muslera, quien tenga la última palabra. Aunque por lo bajo todos los actores consultados -políticos, ambientalistas, inversores y propietarios- intuyen que la suerte ya está echada. Al menos así se lo confirmaron a LA NACION el intendente de Rocha, Artigas Barrios, y el director Nacional de Vialidad del MTOP, Luis Lazo. "El gobierno quiere el puente. La decisión de desarrollo controlado es un hecho. Y no está en la intención del Uruguay vulnerar acuerdos preexistentes con los inversores", remató Lazo.


EN FAVOR DE LA BALSA

  • Diente de peine. "Seis dictámenes de estudios internacionales y nacionales que analizaron la riqueza y el potencial turístico del área recomendaron que los accesos a los centros costeros entre lagunas se realicen por caminos perpendiculares, es decir, por medio de la estructura conocida como "diente de peine", como es la ruta 9, que es la estrategia más adecuada de conservación", dijo Luis Castelli, vicepresidente de la ONG Amigos de las Lagunas Costeras de Rocha.
  • Por la preservación. "El puente no preserva la alta naturalidad que distingue a la laguna Garzón y no es compatible con el modelo de desarrollo sustentable que caracteriza y define al área de Garzón y José Ignacio", dijo Delfina Linck, presidenta de la Liga de Fomento de José Ignacio.
  • Atraer al turista. "Es posible generar valor económico genuino cuando prevalece el cuidado extremo de la naturaleza. El puente no traerá el efecto deseado y ahuyentará al turista que busca, justamente, lo que pocos lugares pueden ofrecer: una naturaleza agreste de alta naturalidad", dijo Ignacio Ruibal, vicepresidente de Liga José Ignacio.
  • Intacto y natural. "El desarrollo y las fuentes de trabajo se dan igual sin el puente, pero con un turismo totalmente natural. Los turistas se escapan de Punta del Este, justamente, porque quieren lo que hay acá, intacto, y sin modificaciones. Defiendo al Uruguay natural", dijo Santiago Soldati, empresario y vecino de Rocha.
EN FAVOR DEL PUENTE
  • Progreso y servicio. El puente es un hecho, brinda un servicio permanente, termina con las comunidades aisladas, es progreso y así lo quiere el 81% de los rochenses", dijo Artigas Barrios, intendente de Rocha.
  • Prosperidad. "La balsa es una pose, un retroceso en la vida ciudadana. Terminemos con ese folklorismo disfrazado de conciencia ambiental cuando en algunos sectores lo que se defiende son las ansias de exclusividad para que algunos vecinos no sean molestados. El puente viene a acelerar un proceso de desarrollo, generar fuentes de trabajo y prosperidad", dijo Luis Lazo, director nacional de Vialidad del MTOP.
  • Discutir sin razón. "Discutir el puente no tiene razón de ser. Con la nueva normativa aprobada y en marcha, sólo se podrá desarrollar un 10% del área entre lagunas." Antonio Graña, director de Ordenamiento Territorial de la Intendencia de Rocha.
  • Intereses particulares. "No es por un perjuicio ambiental que no quieren el puente, sino por interese particulares. Cuando hay una emergencia médica de noche, nosotros estamos librados a nuestra suerte porque la balsa funciona de 9 a 12 y de 14 a 18", dijo Ricardo Castillo, pescador de Rocha.


La Nación
Domingo 26 de Junio de 2011

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