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miércoles, 7 de septiembre de 2011

Motos y Ciclomotores: “Crónica de muertes anunciadas” ISEV


Desde principios de siglo estamos asistiendo a un “cambio” substancial (y cruel) en materia de seguridad vial en nuestra sociedad con el “protagonismo geométricamente creciente” en la circulación cotidiana, de estos vehículos.

Las estadísticas, correctamente leídas, anunciaban esta crónica: bajan los siniestros viales pero son más graves en sus consecuencias y se incrementan los hechos graves en las zonas urbanas. Motos y ciclomotores son parte del fundamento de tales consecuencias. Su participa

Aumenta la cantidad de motos

y ciclomotores, aumenta el riesgo, pero las políticas públicas, los programas de seguridad de las empresas y el cuidado personal, parecen ir en sentido contrario.

Cada día, más camas de hospitales, están siendo ocupadas por personas que se trasladaban en motos y ciclomotores, como consecuencia de un tránsito vehicular cada día más violento.

Muchas razones contribuyen a generar este “escenario”:

1. A la compra de un ciclomotor, se accede muy fácilmente (en gran cantidad de cuotas), por otra parte, los puntos de venta, no sólo se restringen a los comercios especializados en la venta de motocicletas, sino que la comercialización de motos ha llegado a comercios que antes se dedicaban exclusivamente a la venta de electrodomésticos.

2. las deficiencias del transporte público de pasajeros en muchas de las ciudades, son los elementos principales para que año a año aumente la demanda por este tipo de medio de transporte.

3. La “agilidad” (muchas veces por un uso temerario e inadecuado) del vehículo en los tránsitos sobrecargados actuales y su indudable practicidad individual para la movilidad moderna de las grandes concentraciones urbanas (escasa ocupación de calzada, etc.).

Ahora bien, este aumento del parque de motos (en muchas ciudades del interior del país y del conurbano bonaerense, el parque de motos que circula va en constante aumento), trae consigo temas tales como la falta de patentamiento de las mismas (la DNRPA ha generado un SISTEMA DE REGULARIZACIÓN DE LA INSCRIPCIÓN INICIAL DE LOS MOTOVEHÍCULOS USADOS NO EGISTRADOS), la no utilización del casco (mientras que aumenta la venta de motos y ciclomotores, la venta de cascos decae y las autoridades en muchos casos los “regala”), la falta de controles y desde ya la cantidad de conductas de alto riesgo, por parte de muchos de los que las conducen.

El Estado y las empresas en las que las motocicletas tienen alta incidencia (ya sea porque el personal la utiliza como medio de trabajo, o bien como medio de transporte), tienen que trabajar en la medida de sus posibilidades esta situación que va en aumento.

Salvando excepciones, no parecen muy eficaces (a juzgar por los resultados) las “políticas” públicas aplicadas por las diversas autoridades. Controles discontinuos, obsequiar cascos, impedir la carga de combustible, etc., etc., no parecen hacer mella en la incultura vial argentina.

Para colmo de males se suma ahora la aparición de las Bicimotos

Más allá de que, evidentemente, habrá que revisar e idear nuevas políticas públicas en el control, la particular peligrosidad que el vehículo reviste por naturaleza para sus ocupantes, la versatilidad en sus desplazamientos, la falsa ponderación de vehículo inofensivo (por baja potencia) del ciclomotor, la falta de regulaciones efectivas de la actividad de correos y delivery, y su rol de reemplazo del Transporte Público en las poblaciones de menos de 100.000 hab., son todos factores que deben ser específicamente contemplados.

Se requerirá un mayor análisis del problema, un consecuente programa de acción y una verdadera voluntad política de resolver el mismo. Y eso debe llevar a un enfoque muy particularizado sobre el fácil acceso actual a conducir estos vehículos. No nos caben dudas de que las autoridades locales deben extremar los exámenes a la hora de otorgar licencias.

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