Más viviendas, con más gas y con más agua. Pero nada de eso alcanza para evitar que la mitad de las casas en que viven los argentinos no tengan ni cloacas ni gas. Son los datos de una Argentina versión 2010 que poco a poco van trazando los números del último censo.
Ayer, el INDEC dio a conocer los resultados del censo que se realizó en octubre pasado. Son datos definitivos pero también parciales: ahora se sabe con exactitud cuántas son las personas que habitan el país, 40.117.096. Y también, aunque con cuentagotas, como viven.
Pero nada dice esta nueva tanda de datos –la primera fue en diciembre– sobre cuál es la situación laboral de los argentinos . Oficialmente, se explicó que esos datos –siempre sensibles en tiempo electoral– recién estarán en diciembre. De todos modos, tampoco se dio a conocer cuántas son las personas que habían trabajado “al menos una hora por semana”, una pregunta que sí integraba el cuestionario básico que se difundió ayer.
Con los números de ese formulario –el que se hizo en todas las casas del país–, entonces se pudo saber que hay más viviendas –14,7 por ciento más que en 2001–, pero que la población no creció en un porcentaje similar. Es decir que hay menos personas por casa: 3,5 es la proporción actual mientras que diez años atrás era de 3,7.
Estos datos son, quizás, los más importantes que arroje este censo ya que desde 1991 no se tenían datos ciertos sobre la vivienda en la Argentina. El censo 2001 –hecho en plena crisis delarruista– no registró información sobre las casas en que viven los argentinos y las comparaciones de este censo fueron hechas a partir de estimaciones del INDEC.
Con estos datos parciales comienza a trazarse un mapa de quienes habitan el país. Así, las viviendas suman 13.835.751 y de todas ellas, 56,2 por ciento tienen conexión de gas –casi 6 por ciento más que diez años atrás–. Además, 53,1 por ciento de esas casas son las que tienen acceso a la red cloacal, también 6 por ciento más que en 2001.
Más allá de esos crecimientos, lo cierto es que la mitad de las viviendas no tienen todavía ni cloacas ni gas. Además, 16 por ciento de la población aún sigue sin poder acceder al agua de red.
Otro dato que surge de estos resultados es que, a pesar de que se duplicó la cantidad de computadoras por casa, el sesenta por ciento de los hogares aún no tiene una.
Aunque los datos sobre hacinamiento o de villas todavía se desconocen, sí se pudo saber que 444 mil personas viven en ranchos, casillas o inquilinatos, y que las personas que dependen de una garrafa para cocinar o calentarse suman más de 4,5 millones .
Un dato clave pare entender cómo la falta de cloacas sigue siendo un problema grave en Argentina es que sólo el 41,1 por ciento de las personas que viven en el conurbano bonaerense aún carecen de ella. Las provincias más castigadas son Misiones, Chaco, Santiago del Estero y San Juan.
La titular del INDEC, Ana María Edwin, fue quien presentó personalmente los datos. Fue en la Jefatura de Gabinete y con una puesta en escena que buscó apartar los cuestionamientos que pesan sobre el organismo, incluido un duro informe redactado por expertos de la UBA y otras universidades. “Fue un verdadero éxito”, se entusiasmó Edwin frente a un auditorio que acompañó su euforia. No hubo ayer, ningún dato que pudiera alterar la percepción que el gobierno tiene del país.
Con esta nueva tanda de datos se sabe también que la Argentina volvió a tener un caudal de inmigración como no se tenía desde principio de siglo –en su mayoría de Paraguay y Bolivia–, que existe al menos un celular por casa y que los móviles superan al viejo aparato de línea. Y que, acorde a la tendencia mundial, los niños nacen menos y los viejos viven más.
Clarín
Viernes 2 de Septiembre de 2011
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