Fuente: publico.es
El cambio a tierras de cultivo afecta a las precipitaciones en las selvas circundantes
La cuenca del Congo, en el África occidental, se está secando. La segunda mayor selva del mundo, tras la amazónica, está sufriendo el acoso de la agricultura y, con la tala de árboles, las lluvias escasean cada vez más. Las precipitaciones se reducen hasta un 50% en las zonas cercanas a los campos de cultivo.
Los árboles es un conocido factor climático. Sin su termoregulación, la concentración de nubes se reduce y, con ello, la posibilidad de lluvias. Los investigadores han querido ahora comprobar cómo se produce este fenómeno en el África occidental. "Ya sabíamos por las observaciones satelitales que los cambios en el uso del suelo pueden tener un gran impacto en los patrones del clima local.
Aquí hemos sido capaces de demostrar por qué sucede", explica Luis Garcia-Carreras, de la universidad británica de Leeds.
"Nuestros hallazgos sugieren que no se trata sólo del número de árboles arrancados lo que amenaza la estabilidad de los bosques tropicales del mundo, el patrón de deforestación también es importante", asegura.
Mediante el uso de modelos meteorológicos, comprobaron que mientras que la cantidad total de precipitaciones no varió, la lluvia era de cuatro a seis veces mayor en las tierras de cultivo (que son zonas más cálidas) que si no se hubiera producido la deforestación. Mientras, en el resto de la selva se reducía a la mitad. La diferencia en las precipitaciones viene provocada por el cambio de temperatura entre la tierra de cultivo y el bosque, lo que produce los vientos que convergen sobre el área de cultivo y forman las nubes.
"Los bosques africanos ya tienen el menor índice de precipitaciones de el resto de ecosistemas de selva en la Tierra, lo que podría hacerlos sensibles a los cambios en los patrones del clima local", dijo García-Carreras. " Por lo tanto, si la lluvia se reduce aún más como resultado de la deforestación, esto podría amenazar la supervivencia de los bosques que quedan al aumentar la sensibilidad de los árboles a la sequía", añade.
Su colega de estudio, publicado en Geophysical Research Letters, el profesor Doug Parker, también de la Universidad de Leeds, agregó: "Si bien nuestro estudio sólo se centró en una pequeña región de África, es razonable sugerir que este mecanismo podría ser común en otros bosques del mundo basándonos en observaciones similares de las lluvias en la Amazonía".
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