El Senado dio el primer paso para regular el destino final de la llamada “basura electrónica” , residuos peligrosos para el ambiente que van desde pilas y baterías hasta computadoras, celulares y lámparas de bajo consumo. Esos desechos –que hoy son descartados junto a los domiciliarios– deberán tener una recolección, reciclado, tratamiento y disposición final diferenciados cuando el proyecto aprobado ayer se convierta en ley.
La iniciativa, que se discute desde hace tres años y fue celebrada ayer por la organización ambientalista Greenpeace, recibió 54 votos a favor y sólo uno en contra . Ordena el reciclado y la disposición final diferenciada, y consagra el principio de la responsabilidad legal y financiera de los productores en el destino final de lo que fabrican.
El proyecto es la Ley de Presupuestos Mínimos de Gestión de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE), que crea un ente mixto en el órbita de la Secretaría de Medio Ambiente y un fondo para que se hagan cargo de la gestión y control de los desechos . El fondo será conformado por aportes que deben hacer las empresas por cada producto que coloquen en el mercado.
Sin embargo, el proyecto exceptúa de esta obligación a las fábricas (generalmente las más poderosas) que organicen la forma de recuperar sus propios residuos electrónicos . Además, la iniciativa no impide a los fabricantes que trasladen el monto que deben abonar al precio de sus productos.
Otro punto clave del proyecto es que, desde dos años después de sancionada la ley (que ahora pasó a Diputados), quedará prohibida la comercialización de aparatos eléctrico y electrónicos que contengan plomo, mercurio, cadmio, cromo hexavalente, polibromobifenilos y polibromodifeniléteres.
“Esta es una de las preocupaciones más importantes en el mundo de hoy ”, dijo Daniel Filmus, impulsor del proyecto, para quien es “un avance histórico”.
Clarín
Jueves 5 de Mayo de 2011
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