Mientras Jorge Luis Borges lo esperaba para felicitarlo por su victoria electoral, Raúl Alfonsín recibió sorpresivamente, en noviembre de 1983, al presidente de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), almirante Carlos Castro Madero y casi se cae de espaldas. No era para menos, Castro Madero le había anunciado que la Argentina había dominado el ciclo completo del combustible nuclear en un laboratorio secreto que funcionaba bajo la apariencia de una granja, en Pilcaniyeu, a 60 kilómetros de Bariloche. Tal fue el revuelo internacional, que acordó con Brasil un convenio que evitó una carrera armamentística y es la base de un control bilateral de uso de uranio. Después, Carlos Menem en 1996, alineado con Estados Unidos, suspendió el proyecto. Ayer, la presidenta Cristina Kirchner reinauguró la planta de enriquecimiento de uranio. Además, afirmó que setiembre de 2011 -un mes antes de las elecciones presidenciales, Argentina volverá a formar parte de los diez países en el mundo que producen ese estratégico combustible, que se puede usar con fines de pacíficos o militares.
El uranio enriquecido se usa para las barras de combustibles de las centrales eléctricas, pero a un mayor nivel de enriquecimiento se puede utilizar para producir bombas atómicas.
“En setiembre de 2011 se obtendrá la primera muestra de uranio enriquecido y, de esa forma, Argentina pasará a formar parte del grupo de los diez países que producen uranio enriquecido con fines pacíficos ”, subrayó. Lo dijo después de recorrer las renovadas instalaciones del Complejo Tecnológico Pilcaniyeu. El “desarrollo de energía nuclear con fines pacíficos debería ser una política de Estado”, destacó Cristina para no alarmar a Estados Unidos y otros países preocupados por al proliferación nuclear para producir la bomba atómica, como el proyecto de Irán, según Washington.
Pilcaniyeu ya había producido uranio enriquecido en 1982/83 pero luego dejó de hacerlo por distintos motivos, “como la baja del precio internacional del uranio, la tragedia de la planta ucraniana de Chernobyl en 1986 y una opinión pública desfavorable”, dijo a la AFP Gabriel Barceló, gerente de Relaciones Institucionales de la CNEA. Las instalaciones cuentan con una superficie cubierta de casi 30.000 m2, que fueron reacondicionadas y actualizadas en el marco del relanzamiento del Plan Nuclear Argentino.
La titular de la CNEA, Norma Boero, explicó que en esta planta se invirtió $ 30 millones en los últimos tres años , y que el Ministerio de Planificación Federal invertirá “otros 25 millones, para hacer funcionar un sistema de carga y descarga de hexafluoruro de uranio”. “En septiembre de 2011 lograremos las primeras muestras de uranio enriquecido y Argentina demostrará que está, de nuevo, en condiciones de producirlo ”, se comprometió la científica.
Por: Daniel Santoro
Clarín
Martes 26 de Octubre de 2010
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