Por Jaime A. Moncada
¿Qué pensarían ustedes si les digo que del “top ten” de los peores incendios a nivel mundial en los últimos 10 años, la mitad han sido en Latinoamérica? Así lo muestra la Tabla a continuación, desafortunadamente, esta triste distinción es correcta. Sin darnos cuenta, nos hemos convertido en la región del mundo donde es más probable que ocurra un gran incendio con cientos de muertos.
Incendios con el mayor número de muertos a nivel mundial - (entre enero 1999 y diciembre 2008)
#1: Iglesia, Kanungu, Uganda, marzo/2000, 530 m.*
#2: Supermercado Ycua Bolaños, Asunción, agosto/2004, 428 m.
#3: Centro Comercial/Disco, Luoyang, China, diciembre/2000, 309 m.
#4: Mesa Redonda, Lima, diciembre/2001, 291 m.*
#5: Subway, Taegu, Korea del Sur, febrero/2003, 198 m.*
#6: Disco Cromagnón, Buenos Aires, diciembre/2004, 191 m.
#7: Tren de Montaña, Kaprun, Austria, noviembre/2000, 155 m.
#8: Cárcel Estatal de Higüey, Rep. Dominicana, marzo/2005, 134 m.
#9: Cárcel Estatal, San Pedro Sula, mayo/2004, 104 m.
#10: Station Nightclub, RI, EUA, febrero/2003, 100 m.
* Incendio Premeditado - Fuente: The World Almanac, 2009, “Notable Fires Since 1930”.
¿Cómo ocurrió ésto? Si el consenso general era que estos grandes incendios ocurrían sólo en países más avanzados, como por ejemplo los Estados Unidos. ¿Será esta una aberración estadística? No precisamente, dado que, en Latinoamérica, la gran mayoría de los incendios con muertes múltiples o pérdidas multimillonarias han pasado desapercibidos fuera de su lugar de origen y raramente son debidamente documentados y analizados.
A diferencia de los Estados Unidos, donde hay un incendio residencial aproximadamente cada minuto, en Latinoamérica las residencias son, en general, más seguras, porque están construidas principalmente con materiales que proveen una buena compartimentalización, como el ladrillo y el cemento. Tal vez esto nos lleva a pensar, equivocadamente, que en Latinoamérica tenemos menos probabilidades de tener incendios de grandes proporciones. Aunque es válido pensar que desde el punto de vista residencial, estamos mejor en Latinoamérica que en Estados Unidos —país donde aproximadamente el 80% de las muertes por incendio ocurren en el hogar—, no debemos asumir lo mismo en edificaciones grandes. En Estados Unidos, los incendios en edificaciones grandes y en la industria son cada vez menos probables y no causan un número estadísticamente significativo de muertes; aunque, cuando ocurren, sí tienen un costo desproporcionadamente alto. Es allí, en este tipo de edificaciones y estructuras, donde tenemos que fijar nuestra atención, puesto que nuestra realidad es cada vez más preocupante. Precisamente en este tipo de arquitectura —me refiero a los grandes edificios y a los procesos industriales modernos— veo que en nuestros países se está copiando cada vez más y ¡a pasos cada vez más acelerados! Desafortunadamente, en la mayoría de los casos, estos diseños inspirados en proyectos foráneos desatienden los medidas relativas a la seguridad y no incluyen los requerimientos mínimos necesarios para obtener una protección contra incendios aceptable.
Si no estudiamos estos incendios acaecidos en Latinoamérica, no podremos aprender de ellos. Al no entender por qué ocurrieron estas tragedias, no podemos cambiar nuestros reglamentos locales. De manera ilustrativa, en abril de 2008 ocurrió un incendio en una discoteca en Quito. La Discoteca Factory donde murieron 18 personas. Éste fue un incendio con características ya conocidas en la región: fuegos artificiales utilizados por la banda que estaba tocando, acabados interiores combustibles, vías de evacuación inaceptables, falta de sistemas automáticos de extinción y el recinto con sobrecupo. Este incendio fue uno más de una importante racha de incendios similares en Latinoamérica: Disco Cromagnón, Buenos Aires, diciembre’04, 191 muertos; Disco La Guajira, Caracas, febrero’02, 47 muertos; Disco Utopía, Lima, julio’02, 29 muertos; y Disco Lobohombo, Ciudad de México, agosto’04, 21 muertos. Estos son los ejemplos más recientes. Sólo en esta década, más de 300 muertos en discotecas, sin contar posiblemente con las decenas de otros incendios con una menor cantidad de muertos en discotecas, que han pasado desapercibidos por nuestro radar. Cuando ocurrió este incendio en Quito, varios miembros de la NFPA en ese país nos llamaron y pidieron nuestra ayuda porque entendían que existía la voluntad política para hacer algo por mejorar la normativa local. A raíz de este pedido, llegue a reunirme con políticos de ese país que mencionaban que las elecciones se les venían encima y veían en esto una oportunidad para implementar cambios. Las semanas se convirtieron en meses, pasaron las elecciones y hasta donde yo sé no se hizo nada. Hace tiempo que no oigo nada y tengo la sensación de que esto ya no es de interés para nadie con la posibilidad de hacer algo positivo.
Sin embargo, hay países que han aprendido positivamente de sus incendios más emblemáticos. Un ejemplo es Costa Rica, país donde el incendio del Hospital Calderón Guardia en San José, ocurrido en la madrugada del 12 de julio de 2005, donde 19 personas perdieron la vida, impulsó prácticamente en forma inmediata, el tratamiento de la normativa—logrando poco después la publicación del Reglamento Técnico General Sobre Seguridad Humana y Protección Contra Incendios por parte de la autoridad competente local; el Departamento de Bomberos del Instituto Nacional de Seguros (INS). Este Reglamento está basado en NFPA 101 y hace referencia directa a las normas más importantes de instalación: NFPA 13, 14, 20 y 72. El Reglamento es administrado por un departamento de prevención cada vez más profesional y competente, el cual ha buscado con denuedo su tecnificación, contando hoy día, por citar un ejemplo, con 9 inspectores con certificación CEPI. Aunque este Departamento de Prevención todavía no tiene la suficiente autoridad para multar y cerrar establecimientos que no cumplan con este Reglamento, esta autoridad competente va, en mi opinión, por el camino correcto.
Los terribles incendios vividos recientemente en Asunción, Buenos Aires, Caracas. Higüey, Lima y San Pedro Sula demuestran que nuestro mayor problema está centrado en las edificaciones grandes; ya sean ocupaciones sanitarias, mercantiles, penitenciarias, de reunión pública, edificios de gran altura o industria. Si es en este tipo de edificaciones donde más estamos copiando del primer mundo, ¿será que sólo estamos copiando lo que se ve, y nos olvidamos de diseñar e instalar, lo que no se ve?
Jaime A. Moncada, PE es director de Internacional Fire Safety Consulting (IFSC), una firma consultora en ingeniería de protección contra incendios con sede en Washington, DC. y con oficinas en Latinoamérica
Fuente: NFPA
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