Empresas ibéricas frenan el ingreso del combustible biológico, más barato y de igual calidad. Gestiones con el embajador argentino. Hay en juego U$S 500 millones
Productores de biodiésel de la Argentina buscan realizar gestiones por estos días junto con el embajador argentino en España, Carlos Bettini, para analizar cómo destrabar el envío de 400 mil toneladas por año de ese combustible a la península ibérica, posibilidad que se encuentra trabada por la fuerte resistencia de los fabricantes españoles a ceder parte de su mercado interno.
“Argentina está dando una batalla importante, el tema no está terminado y no todo está perdido: a Repsol no le interesa que no se cumpla el acuerdo porque terminaría pagando más caro el biodiésel”, comentó a La Voz del Interior una fuente con acceso a las tratativas.
Las gestiones ante Bettini
–quien estuvo en Buenos Aires con motivo de la elección presidencial– por parte de los empresarios es resultado en alguna medida de trámites efectuados a fin de septiembre por Roberto Urquía, de Aceitera General Deheza (AGD), cuando viajó a España para acompañar al gobernador electo de Córdoba, José Manuel de la Sota.
El conflicto entre los productores argentinos de biodiésel y sus pares de España tiene visos de una verdadera guerra comercial bilateral, con ribetes económicos y políticos, y cuyo desenlace dependería inclusive de quién suceda al actual presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero.
España es un mercado demasiado importante. La Cámara Argentina de Biocombustibles (Carbio) señaló que entre el 20 y el 25 por ciento de las exportaciones totales del sector deberían ir a ese destino si se cumple el acuerdo. Son unos 400 mil toneladas que a 1.256 dólares por tonelada equivalen a 500 millones de dólares por año.
Un punto central es que los volúmenes que están en condiciones de colocar los productores argentinos equivalen a un 30 ó 40 por ciento de la capacidad instalada total de la industria española. Para esas empresas frenar el biodiésel sudamericano es, como se observa en las cifras, fundamental.
De acuerdo con datos oficiales, en 2010 España importó 825 mil toneladas del combustible, algo así como el 60 por ciento de la demanda de Repsol, Cepsa y British Petroleum.
Para resistir el empellón argentino, los fabricantes españoles de biodiésel argumentan que nuestro país aplica algún tipo de subsidio, dado que el valor del combustible biológico está por debajo del costo del aceite de soja, cuando el primero es un derivado de este.
Cuestionan en ese plano que la Argentina cobre un impuesto del 35 por ciento a la exportación de soja, en tanto que el biodiésel tributa el 20 por ciento. La menor tasa responde al interés estatal por promover la producción de esta alternativa a las energías tradicionales.
“Esta es una pelea por el valor agregado”, dijo Fernando Peláez, presidente de Carbio. “Los españoles quieren comprar el aceite de soja y procesarlo ellos, pero nosotros estamos en condiciones de vender el producto final”, indicó.
El punto es que al resistir la mayor competitividad argentina, las firmas españolas, entre cuyos accionistas hay compañías como Abengoa, Isolux, Santander y Endesa, violan normas de la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Precisamente este factor, la situación en la que quedaría España ante la OMC, alienta la expectativa argentina de que si finalmente en las elecciones del 20 de noviembre se impone el Partido Popular, el nuevo gobierno español, de tono conservador, se avendría a respetar las normas internacionales.
“España no da para más. Necesita el consenso internacional. Mientras esté Zapatero, esto no sale porque hay 10 ó 12 empresas haciendo lobby . Con un cambio de gobierno, el convenio se cumpliría”, comentó la fuente empresarial. Por las dudas, Carbio está completando documentación para llevar biodiésel a Estados Unidos.
Por: Walter Giannoni
La Voz del Interior
Lunes 31 de Octubre de 2011