El País (España)
Copenhague aspira al título de metrópoli verde del mundo en 2015, una ciudad donde el espacio urbano se concibe como un lugar de encuentro y de disfrute. Y donde los habitantes son en extremo respetuosos con el entorno.
"A qué no te atreves a saltar", grita un chico desde una plataforma a unos cinco metros de altura. Un segundo después se lanza a las aguas del Báltico. Dani visita Copenhague con sus amigos Mario y Luis y no esperaba acabar la jornada dándose un baño en el puerto de Bryggen. Ciudad y puerto no suelen ser sinónimos de baño. Por lo menos para ellos, que vienen de Madrid donde es difícil pensar en ponerse unas bermudas y lanzarse al recuperado Manzanares o al lago de la Casa de Campo. Pero en Copenhague, que aspira al título de metrópoli verde del mundo en 2015, el espacio urbano se concibe de otra manera.
Los tres chicos han llegado a Bryggen en una bici pública de alquiler que han conseguido por 20 coronas, unos tres euros. "Es como los carritos del supermercado", explica Mario, "echas la moneda, te la llevas y la dejas en otro punto". Junto con el diseño minimalista y la arquitectura, la bicicleta es otro icono urbanos de la capital de Dinamarca, donde habitan 1,2 millones de habitantes que compran en ocho tiendas de la cadena H&M. Aunque tenían tradición por los pedales, su éxito se consolidó con la crisis del petróleo de los setenta. Ahora son estratégicos; el Ayuntamiento quiere ir un paso más allá y transformarse en la ciudad con el mejor medio ambiente urbano del mundo.
Acompañando a la candidatura ecológica, se ha presentado un plan de acción para fomentar la movilidad sostenible, aumentar las zonas verdes o erigir la ciudad como referente en la lucha contra el cambio climático. Como no quieren que su propuesta se quede en una buenista declaración de intenciones, cada año publican sus cuentas verdes. Un exhaustivo análisis sobre las posibilidades de cumplir cada uno de los objetivos marcados y, de paso, sentar las bases de las urbes del futuro.
"En el año 2050 el 75% de la población mundial vivirá en ciudades", según un estudio de la London School of Business junto con la Alfred Herrhausen Society (publicado por Phaidon como Living in the endless city). Si vamos a vivir en ciudades, estas tienen que ser habitables. Y ¿qué es la habitabilidad? Para Dani y sus amigos poder darse un baño en una piscina pública al atardecer o tomar una cerveza en una terraza seguro que tiene algo que ver. Para el arquitecto danés Jan Gehl, el término posee una base más filosófica: "Según Aristóteles, una ciudad existe para ofrecer una mejor vida a sus habitantes y no simplemente para establecer un espacio en el que vivir. Habitabilidad significa disfrute, placer, salud, comunicación y no solo suplir las necesidades básicas".
Justamente esa línea de trabajo de ciudades vivas y habitables es la que quiere aplicar el ayuntamiento de la capital danesa que estructura su proyecto verde en cuatro ejes: bicicleta; cambio climático; parques y lagos y limpieza y seguridad.
Luis, que no está acostumbrado a ir con bicicleta en Madrid, ha tenido que cogerla en Copenhague. En un lugar donde las señoras van a la peluquería a pedales hay pocas excusas para no montarse en una; y menos en verano. Pero Copenhague no quiere que las bicicletas se usen para el ocio; por lo menos no solo para eso. El consistorio pretende que en 2015 el 50% de los trayectos que se realicen en la ciudad por motivos laborales o educativos (curro, cole o uni) se hagan a pedales por lo que están trabajando en la mejora de sus más de 300 kilómetros de carriles bici y en el aumento de la seguridad. Y eso que parten de la base de ser el Disneyland del ciclismo: cada día, 35 de cada cien personas usan la bicicleta para moverse. Y sus políticas de movilidad sirven de inspiración a cualquier ciudad que quiera ser bicifriendly. "Ante las demandas de asesoramiento por parte de otras ciudades, hace dos años creamos la Embajada del Ciclismo para expandir la cultura de movilidad urbana de la ciudad", comenta Frits Bredal, jefe de este particular consulado. Mejoran su experiencia urbana y luego la exportan.
Se vende energía verde
Con la energía ocurre algo parecido. Casi la mitad de los aerogeneradores que se venden en el mundo están hechos por manos danesas y en su lucha por la independencia energética, la ciudad invertirá 979 millones de coronas (unos 140 millones de euros) en energías verdes: eólica, células de hidrógeno o coches eléctricos. Y aunque no abundan entres sus calles, la ciudad tiene 21 puntos para enchufar el automóvil. Con tanta inversión se genera una cultura del conocimiento que luego divulgan en las conferencias verdes que organizan como la COP15, la cumbre del clima de 2009, o la cita sobre la energía eólica del año que viene. Promueven una ciudad energéticamente sostenible y venden ese conocimiento para beneficio propio y del mundo.
Fast food pero orgánica
Copenhague aparece en todos los estudios internacionales como una de las mejores ciudades del planeta en el que vivir. El invierno, por suerte, no resta puntos. La revista Monocle, que desde 2007 realiza un análisis anual sobre las 25 mejores ciudades del mundo en las que habitar, otorga a la capital danesa el tercer puesto. Para ello se basan, entre múltiples variables, en la facilidad para conseguir una cerveza a las tres de la mañana o en la posibilidad de recorrer la ciudad a pie. Pasa con nota ambas categorías. La calle Stroget es una de las avenidas peatonales más larga del mundo y en ella la noche anterior los tres madrileños consiguieron un Breezer, un combinado embotellado de ron, en uno de los ubicuos Seven Eleven donde se puede comprar hasta comida orgánica. En nombre de la salud, el Ayuntamiento ha incluido la promoción de este tipo de comida entre sus metas para dentro de tres años. Suena un poco estrambótico pero Copenhague se ha transformado en un macrolaboratorio verde donde se prueban propuestas urbanas sostenibles, no todas tienen por qué funcionar.
"Aquí la gente bebe en la calle o en un parque sin ningún problema", exclama Luis, "pero muy tranquilamente", añade. También se puede fumar en el interior de algunos locales lo que no implica que estén llenos de humo, muchos bares cierran a altas horas de la mañana y los parques se pueden visitar por la noche. Las zonas verdes aparecen salpicadas por toda la ciudad y el ayuntamiento está planificando 14 nuevos parques de bolsillo. Además, para asegurar a la ciudadanía el disfrute de sus 1.539 horas de sol anuales, están creando otras zonas de baño similares a la de Bryggen. El objetivo es que en 2015 cualquier copenhagués pueda llegar en menos de 15 minutos a un parque, una playa o una zona de baño. Por si necesitas desconectar de la ciudad en algún momento. Los tres madrileños, por ejemplo, han conseguido olvidarse de que tienen que volver a su albergue. Antes de montarse en sus bicis, un último salto al Báltico. Se suben a la plataforma, cogen carrerilla y gritan: "¡¡Esta noche fiestón en Copen…!!
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