iProfesional (Argentina)
En esta nota, Roberto Lemos, Profesor de la carrera de Factor Humano del Instituto Universitario Escuela Argentina de Negocios (IUEAN), advierte que muchas compañías aún no se dan cuenta que no es útil tener trabajadores disconformes y destaca los beneficios de posibilitarle el bienestar al personal
Una tendencia pisa cada vez más fuerte en las organizaciones. Es la que sostiene que un empleado "feliz" es mucho más productivo que un empleado que no lo es.
Ahora, ¿cómo se puede llegar a lograr esa felicidad? Se trata de la "gran" pregunta a la que muchas compañías e inclusive, consultores, aún no le han encontrado la respuesta.
La respuesta no es tan sencilla. Se suele pensar que el bienestar de los empleados pasa siempre por otorgar una muy buena remuneración. Sin dudas, debe ser una de las variables que más felicidad produce en los empleados. Pero no alcanza solo con eso.
No todos los seres humanos tenemos las mismas motivaciones de cara a la actividad laboral.
El primer punto a considerar para lograr que los integrantes de la organización se sientan bien, es saber qué motiva a cada uno de ellos a realizar la tarea asignada y porqué trabajan en nuestra organización.
Hay personas a las que las motiva el salario. Otras se sienten motivadas a armar una carrera dentro de la organización. Y también, están aquellas que pretenden desarrollarse dentro de la empresa.
En muchas entrevistas de selección, los postulantes, en su mayoría, preguntan cuáles son los beneficios que otorga la empresa por sobre la remuneración.
Entre estos beneficios, tratan de averiguar si cuenta con algún programa de bienestar para la salud, si en el comedor que funciona en la planta hay un nutricionista que supervisa la comida que se le brinda al personal y si la empresa tiene un convenio con algún gimnasio o club para realizar actividades deportivas, entre otras cuestiones que hacen a la vida sana.
Asimismo, los candidatos preguntan si es posible pactar vacaciones no solo para la temporada de verano, sino también para la de invierno, en coincidencia con el receso escolar. Averiguan también si pueden llegar más tarde para concurrir a los actos escolares de sus hijos.
En tanto, aquellos que aún no tienen familia, hacen hincapié en las oportunidades de desarrollo que existen en la organización, si existe un horario fijo de entrada y salida, si se trabaja por objetivos y si existe una política de administración de los tiempos.
En los más de 20 años que llevo trabajando en distintas organizaciones, he comprobado quelas que mejores resultados obtienen son aquellas que tienen empleados "felices".
Muchas compañías aún no se dan cuenta que no es útil tener empleados disconformes.
El estrés de la vida laboral de por sí, hace que las personas no puedan desarrollarse en armonía no solo en las empresas sino también en su ámbito familiar y personal.
El establecimiento de objetivos de trabajo que a simple vista parecen inalcanzables, las reglas de trabajo poco claras, las caras de algunos jefes cuando sus colaboradores se retiran del trabajo a la hora de salida en punto, las sutiles bajadas de línea por llegar más tarde a la oficina por concurrir a un acto escolar, desmotivan seriamente al factor humano que debería hacer el diferencial.
Desde el punto de vista del "costo" laboral, tener empleados desmotivados ocasiona mayor ausentismo, mayores pedidos de largas licencias por estrés laboral (lo que provoca un incremento de costos al contratar a alguien que reemplace a esa persona temporalmente), la posibilidad de afrontar demandas por acoso laboral, el tiempo que lleva preparar otra persona para que realice las tareas de quien ya no está (capacitación), y también la imagen de desprestigio que le da a la organización ya que por más que ofrezcamos salarios muy altos, nadie va a querer trabajar con nosotros.
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