El Mundo (España)
La agencia meteorológica de Naciones Unidas asegura que las concentraciones de gases causantes del calentamiento global están en la actualidad en niveles récord que superan los peores escenarios de los científicos.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) dice que las concentraciones de dióxido de carbono, principal responsable de la captura de calor en la atmósfera, han llegado a 389 partes por millón, la mayor concentración desde el inicio de la era industrial en 1750.
"El impacto que sufre la atmósfera debido a los gases de efecto invernadero generados por la actividad humana ha vuelto a alcanzar niveles récord desde la era pre-industrial", afirmó el secretario general de la OMM, Michel Jarraud.
Las emisiones de gases se disparan
"Incluso si lográramos detener hoy nuestras emisiones de gases de efecto invernadero, algo que está lejos de ser realidad, el efecto estaría presente durante décadas en la atmósfera", declaró Jarraud durante la presentación del boletín de la OMM.
En su opinión, "ahora más que nunca antes, tenemos que comprender las complicadas, y a veces imprevisibles, interacciones entre los gases de efecto invernadero y la atmósfera, la biosfera terráquea y los océanos"
La OMM dice que sus datos revelan un aumento del 20% del óxido nitroso, del 39% de aumento en el CO2 y del 158% de aumento del metano desde entonces, todos ellos son gases de efecto invernadero contemplados en el Protocolo de Kioto como gases a reducir.
La OMM indicó que entre 1990 y 2010 hubo un incremento del 29% en la fuerza de irradiación (el efecto del calentamiento atmosférico en el clima) derivada de los gases de efecto invernadero y que el dióxido de carbono (CO2) es el responsable del 80 por ciento de ese aumento.
El CO2 es hoy el gas de efecto invernadero más presente en la atmósfera y representa en torno al 64 por ciento del total de las causas de variación del clima.
Los combustibles fósiles, principales responsables
El informe cita la quema de combustibles fósiles, la pérdida de bosques que absorben dióxido de carbono y el uso de fertilizantes como principales culpables.
Las concentraciones reflejadas por la OMM superan el peor de los siete escenarios de emisiones proyectados en el año 2001 por el panel de expertos climáticos de la ONU.
Desde el principio de la era industrial en 1750, según la OMM, su presencia en la atmósfera ha aumentado en un 39 por ciento, hasta las 389 moléculas de gas por millón de moléculas de aire limpio.
Entre 2009 y 2010 esa "abundancia atmosférica" aumentó en 2,3 unidades por millón, superando las cifras de la década de 1990, cuando fueron de 1,5 unidades por millón y de la pasada década, cuando la concentración se situó en 2 unidades por millón.
La concentración permaneció constante durante 10.000 años
Durante los 10.000 años anteriores al inicio de la era industrial, la presencia atmosférica de CO2 se mantuvo "casi constante" en torno a las 280 moléculas por millón.
Después del CO2, el metano (CH4) contribuye con el 18 por ciento de la fuerza de irradiación, con un incremento del 158% con respecto a la era pre-industrial, cuando la presencia de este gas en la atmósfera terrestre era de 700 moléculas por cada 1.000 millones de partículas de aire limpio.
Este fuerte incremento se debe sobre todo a la ganadería, la producción de arroz y la explotación de los combustibles fósiles.
Por otra parte, la actividad humana es la responsable en estos momentos del 60 por ciento de las emisiones de metano, mientras que el 40 por ciento restante procede de fuentes naturales, como las tierras húmedas.
En el caso del metano, la OMM advierte de que "después de un periodo de relativa estabilización de sus niveles entre 1999 y 2006, su presencia en la atmósfera ha vuelto a aumentar".
Por último, el óxido nítrico contribuye con un 6% a esa fuerza de irradiación y está un 20% por encima de los niveles previos a la revolución industrial.
El óxido nítrico tiene su origen en causas naturales -los océanos- y actividades humanas -el uso de fertilizantes y biomasa y otros procesos industriales.
El problema es que su impacto sobre el clima, tomando como referencia un siglo, es 298 veces superior al de las emisiones en igual cantidad de dióxido de carbono.
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