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martes, 29 de marzo de 2011

“Tener energía nuclear no es jugar a la ruleta rusa”


Por: Daniel Vittar

En el mundo existen actualmente unas 450 plantas nucleares. Decenas más están en construcción o, por lo menos, en los planes futuros de varios países, incluyendo a la Argentina y Brasil. Esto lleva a afirmar al doctor Rafael Grossi, director General Adjunto de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) que “ la energía nuclear es una realidad , más allá de las cuestiones filosóficas o ideológicas”.

El especialista argentino, que llegó a ese alto cargo en la AIEA (el organismo dedicado a controlar la energía nuclear en mundo) hace un año, defiende con tacto y prudencia –tiene una larga carrera diplomática– el uso de la energía nuclear y le hace frente a las críticas de los ecologistas. En ese sentido, sus frases son categóricas. “Plantear la desaparición de la energía nuclear es utópico”, asegura.

¿Qué responde ante las críticas que surgieron a la energía nuclear? Toda actividad industrial genera riesgos. La cuestión es qué se hace al respecto. La industria nuclear es una realidad en el mundo, independientemente de la posición filosófica que se tenga al respecto. Si analizamos lo que sucede en el mundo, aporta aproximadamente el 20 por ciento de la energía total. En algunos países no aporta nada y en otros muchísimo. De modo tal que es una realidad que no podemos negar. Plantear la desaparición de la energía nuclear es utópico, pero es lógico que cuando se produce un episodio como el de (la planta nuclear de) Fukushima o Chernobyl mucha gente diga que representa un riesgo. La industria nuclear no implica más o menos riesgos que otras industrias.

¿Cuáles diría que son los beneficios frente a otras fuentes de energía? La energía nuclear es estable, otorga un nivel de previsibilidad importantísimo. No depende ni del viento, ni del sol, ni de las nubes, sólo de que la planta funcione bien. Segundo, es limpia, de las más limpias que existen. Un país industrializado que dejase de tener energía nuclear multiplicaría el factor de emisión de gases de carbono a la atmósfera. La energía nuclear, curiosamente, es muy ecológica.

¿Y en cuanto a la seguridad? Sí, es una industria que requiere una alta dosis de seguridad. Y ahí está el debate. La industria tiene que ser segura y después cada país elegirá. Pero, evidentemente, tener energía nuclear no es jugar a la ruleta rusa. Implica tener un alto nivel de seguridad.

¿Por qué cree que es tan cuestionada? Lo que sucede es que cuando uno tiene una posición ideológica o filosófica determinada, siempre lo va a ver de otra manera, y va a ver en un accidente la confirmación de sus temores, de sus prejuicios. Además, lo nuclear siempre tiene esa imagen vinculada al armamento prohibido. Por eso es un tema tan complejo.

¿Qué cree que sucederá tras esta crisis en Japón? Yo creo que a raíz de todo este accidente va a haber una fuerte tendencia a reforzar la seguridad nuclear en todas las plantas. Y llevará a que las medidas que se tomen sean aún más estrictas de lo que son actualmente. En este punto, probablemente la Agencia Internacional de Energía Atómica adquiera poderes más relevantes. Ahora sólo podemos asesorar o monitorear, pero nada más.

Clarín
Martes 29 de Marzo de 2011

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