Una investigación de la agencia AP, basada en documentos de la compañía que administra la planta, Tokyo Electric Power (Tepco), y del organismo de seguridad nuclear de Japón, llegó a esa conclusión. En lugar de que los reactores permanecieran secos, como presumía el pronóstico más catastrófico de Tepco, la planta se inundó con un nivel de agua muy superior al previsto por la firma.
Aunque Tepco y los funcionarios del gobierno han dicho que nadie podría haber previsto un tsunami tan grande, existe vasta evidencia de que olas de ese tamaño ya habían golpeado la costa nordeste de Japón. Los directivos de Tepco descartaron importantes lecturas hechas por una red de unidades de GPS que mostraban que las dos placas tectónicas que crean la falla estaban fuertemente acopladas a lo largo de cientos de kilómetros.
Esta evidencia, publicada en revistas científicas desde hace una década, delataba la presencia una falla capaz de crear el sismo y el posterior tsunami que finalmente produjo. Por si fuera poco, Tepco hizo su simulación de tsunami con su propio programa de computadora en lugar de usar un método validado internacionalmente.
Además, los ingenieros de la firma decidieron hacer su predicción sin tomar en cuenta movimientos telúricos anteriores a 1896, con lo que excluyeron un gran terremoto seguido por tsunami que ocurrió hace más de 1000 años.
Una revisión presentada hace cuatro meses concluyó que el agua empujada por un tsunami no se elevaría más de 5,7 metros, pero el muro de agua que azotó la costa hace dos semanas se elevó 8,2 metros por encima de lo previsto.
La Nación
Lunes 28 de Marzo de 2011
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