El País (España) / Por Peter Altmeier
El calentamiento global ha sido causado en gran medida por las naciones industrializadas. No obstante, los países menos desarrollados y los pequeños Estados insulares serán los que tengan que cargar con muchos de sus efectos.
Aunque se acepta de forma generalizada que el cambio climático está siendo provocado por el hombre, la mayoría de los países no han reducido de manera efectiva sus emisiones de gases de efecto invernadero y no han incrementado el peso de las fuentes de energía renovables que están utilizando.
La economía verde es el único camino hacia un desarrollo sostenible. En una época caracterizada por el calentamiento del planeta y la escasez de recursos, las fuentes de energía utilizadas son un elemento fundamental de la política medioambiental. Es imprescindible que disociemos el crecimiento económico del consumo de recursos naturales.
Desde nuestra propia experiencia, sabemos que el crecimiento económico y la protección del clima no son términos contrapuestos. Más bien al contrario: nuestra Energiewende o transformación de nuestro sistema energético está dando a Alemania un impulso vital en el plano del crecimiento económico. Queremos compartir nuestra propia experiencia nacional para motivar a otros países a emprender una transformación similar.
En Río de Janeiro, la comunidad internacional reconoció que la economía verde era un instrumento estratégico esencial para el desarrollo sostenible. Se llegó a la conclusión de que la evolución hacia una economía verde es una tarea de todas las naciones, tanto de los países en vías de desarrollo y emergentes como de los industrializados. Participar activamente en la transformación de la economía redunda en beneficio de las empresas y los consumidores. En este proceso han participado desde el principio representantes del sector empresarial, los sindicatos y los grupos medioambientales para garantizar que los objetivos pueden alcanzarse.
El sector privado debe ayudar a financiar el Fondo Verde para el Clima
En concreto, el conjunto de medidas relativas al cambio climático y la energía de la UE, con el programa de comercio de emisiones, es crucial para que progrese la protección del medio ambiente. El crecimiento y la sostenibilidad pueden conjugarse, y las tecnologías verdes pueden, de hecho, dar lugar a nuevas oportunidades de crecimiento para los países en vías de desarrollo y las economías emergentes. Sin embargo, los países en vías de desarrollo tienen dificultades para acceder a recursos financieros para estas necesarias inversiones, y su sector privado no está todavía en disposición de recoger el testigo. Por este motivo, los países desarrollados se han comprometido a proporcionar y recabar financiación.
Sin embargo, el sistema actual de financiación para las iniciativas contra el cambio climático es complejo y tiene múltiples niveles. Los recursos financieros se canalizan a través de fondos multilaterales y a través de canales bilaterales. Además, un número cada vez mayor de países receptores está creando fondos nacionales contra el cambio climático, que reciben aportaciones de varios Gobiernos desarrollados, en un esfuerzo por coordinar y poner en sintonía los intereses de los donantes y las prioridades de los países. Para la comunidad internacional es un verdadero desafío instaurar mecanismos coordinados y coherentes para canalizar de forma eficaz la creciente financiación contra el cambio climático.
El Fondo Verde para el Clima (GCF, por sus siglas en inglés) fue creado por la Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC) en Cancún para abordar esta necesidad y diseñar un modo de simplificar y organizar el sistema internacional de financiación contra el cambio climático. Diseñado como una entidad encargada del funcionamiento del mecanismo financiero de la Convención Marco de Nacionales Unidas sobre el Cambio Climático, el GCF posibilita la coordinación y financiación de las medidas de adaptación y mitigación a largo plazo para los países en vías de desarrollo con el fin de propiciar un cambio de paradigma hacia un desarrollo respetuoso con el clima y adaptado a él. El fondo previsiblemente será varias veces más grande que los fondos multilaterales de lucha contra el cambio climático que existen en la actualidad y complementará las herramientas bilaterales y multilaterales actuales con el fin de reforzar las sinergias y la complementariedad. Desempeñará un papel esencial a la hora de canalizar recursos financieros adecuados y predecibles hacia los países en vías de desarrollo y actuará como catalizador para la financiación contra el cambio climático, tanto pública como privada, y a escala tanto internacional como nacional.
Además de los compromisos asumidos en los presupuestos nacionales, el sector privado debe ayudar a financiar el Fondo Verde para el Clima. Este Fondo cuenta con elementos innovadores, como un mecanismo para el sector privado, que deben ponerse en marcha en un futuro próximo. A este respecto, Alemania ha adquirido una considerable experiencia de la que el GCF se puede beneficiar.
En la Conferencia sobre el Cambio Climático de Durban, Alemania se comprometió a aportar 40 millones de euros para las llamadas actividades de preparación. Con este dinero apoyaremos los esfuerzos de los países en vías de desarrollo e industrialización para elaborar estrategias de transformación y modelos de desarrollo con bajas emisiones de carbono, incluso antes de que el propio GCF esté en disposición de prestar este apoyo. Al mismo tiempo, se crearán estructuras y capacidades en los países asociados para permitir a las instituciones nacionales hacer frente a los importantes requisitos de acreditación del Fondo, dándoles así acceso directo a la financiación del GCF.
Alemania apuesta firmemente por conseguir que el Fondo Verde para el Clima sea un éxito y está deseosa de poner su experiencia a disposición del Fondo. Esta apuesta también incluye un amplio paquete de propuestas para establecer el Fondo en la ciudad de Bonn, sede de 19 organizaciones de la ONU y alrededor de 150 organizaciones no gubernamentales, así como actores del sector privado que operan en la esfera del desarrollo sostenible y la investigación sobre el clima.
Alemania ya se ha consolidado como un país pionero y líder en el campo de la protección del clima y el medio ambiente. Cada año se invierte más del 2,8% del PIB alemán en investigación y desarrollo. Las empresas alemanas son líderes mundiales en muchas tecnologías medioambientales. Por ejemplo, tienen una cuota de mercado mundial del 23% en el segmento de las energías ecológicas y el almacenamiento energético. Más de 2 millones de personas trabajan ya en el sector medioambiental. La financiación de proyectos para investigaciones sobre sostenibilidad se ha duplicado prácticamente durante los últimos ocho años y se eleva actualmente a 430 millones de euros. Conseguimos los mismos beneficios ahora que hace 10 años, pero con menos recursos, menos emisiones y menor consumo energético. Las oportunidades que ofrece el mercado son enormes: la eficiencia en el uso de la energía y los recursos se está convirtiendo cada vez más en un factor competitivo, y las tecnologías centradas en el medio ambiente y la eficiencia son motores de crecimiento en toda la cadena de valor de la industria.
Existe ya un amplio consenso en la sociedad y los partidos políticos alemanes en cuanto a que los objetivos medioambientales, como la lucha contra el cambio climático, son prioritarios. Lo he dicho en varias ocasiones: creo sinceramente que la revolución energética es el proyecto que más huella puede dejar en la identidad de nuestra generación y será comparable en importancia a la reunificación del país. Con esta estrategia, clausuraremos todas las centrales nucleares en 2022 y nos hemos fijado como objetivo conseguir que en 2050 al menos el 80% de nuestra electricidad proceda de fuentes de energía renovables. Esto contribuirá decisivamente a que alcancemos nuestro objetivo de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero entre un 80% y un 95% en 2050. Es un desafío enorme, pero estamos absolutamente decididos a superarlo.
También creo que la economía solo puede florecer si trabaja de forma que preserve los recursos y, a la inversa, la protección medioambiental solo funciona si somos capaces de involucrar a la economía. En Alemania pensamos que la protección del clima es uno de los mayores retos de nuestro tiempo y requiere una acción concertada a escala mundial.
Peter Altmaier es ministro de Medio Ambiente, Conservación de la Naturaleza y Seguridad Nuclear de la República Federal de Alemania.
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