Después de 70 días del comienzo de las operaciones de la planta de Botnia, en Fray Bentos, el primer monitoreo independiente que se conoce realizado en la margen argentina del río Uruguay concluye que el aire de Gualeguaychú no sufrió ningún impacto de gases contaminantes por la producción de celulosa.
En Ñandubaysal, los bañistas se topan con la figura de Botnia. Foto: Fotos de Rodrigo Néspolo y Gustavo Seiguer |
“Los niveles en el aire de dióxido de azufre, del que se derivan los posibles gases peligrosos que podría emanar la planta, no sufrieron ninguna variación entre antes y después de que Botnia iniciara sus operaciones”, adelantó Marisa Arienza, presidenta de la sede local de la organización ambiental Green Cross, fundada y dirigida por el ex premier ruso Mikhail Gorbachov.
El aparato de medición de Green Cross se instaló en el balneario de Ñandubaysal, ubicado a 12 kilómetros en línea recta frente a la pastera. Midió la concentración de dióxido de azufre en el aire de Gualeguaychú cada hora desde el 11 de octubre hasta el 20 de diciembre pasados.
Para la realización del informe de 29 páginas, firmado por Nicolás Mazzeo, investigador del Departamento de Ciencias de la Atmósfera de la Facultad de Ciencias Exactas (UBA) y del Conicet, se tomaron en cuenta las mediciones hasta el 30 de noviembre: los primeros 20 días con Botnia en marcha. No obstante, según Arienza, hasta la fecha monitoreada (20 días más) “no se detectó ningún tipo de contaminación”.
En protesta por la posible contaminación, los asambleístas de Entre Ríos volvieron a cortar ayer dos de los tres puentes a Uruguay.
El trabajo de Green Cross destaca que antes de que la pastera comenzara a producir la concentración de dióxido de azufre en el aire fue, en promedio, de 0,445141 ppb (partes por billón). Al comenzar la producción y hasta el 30 de noviembre fue de 0,453425 ppb.
“Los niveles que encontramos están muy por debajo de los parámetros que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), pueden hacer un daño a los seres humanos", sentenció Guillermo Jorge, director ejecutivo de la ONG.
La OMS fija el estándar más riguroso del mundo: 8 ppb por 24 horas de exposición. Eso significa que la cantidad de dióxido de azufre hallado por el monitoreo de Green Cross en Gualeguaychú es apenas un 8,26 por ciento de ese límite permitido. La ciudad de Buenos Aires y los Estados Unidos permiten una concentración de hasta 140 ppb en el aire. "Con este mismo equipo, midiendo en los peajes de las autopistas, daría entre 14 y 15 ppb, y en el centro porteño puede dar 7 u 8 ppb", ejemplificó Jorge.
El equipo de medición de Green Cross |
La posible contaminación del aire y del agua es uno de los argumentos que más se oyen entre las voces críticas a la instalación de Botnia en Fray Bentos, encarnada en los asambleístas entrerrianos que cortan las rutas a Uruguay desde hace más de dos años.
Si bien acerca del agua aún no se conocen datos oficiales, el propio municipio admite que la presencia de Botnia en la región no causó hasta ahora impacto en el agua. "Nadie imagina un impacto en el corto plazo", dijo el intendente Juan José Bahillo a LA NACION la semana pasada.
Por eso, el aire es lo que más preocupación genera entre los entrerrianos que observan el humo saliendo de la chimenea de Botnia. Es más, 28 de las 30 llamadas que recibió el número de emergencias instalado por el municipio para denunciar los posibles casos de contaminación fueron por supuestos efectos de gases en el ambiente; el ya conocido "olor a coliflor hervido". Se denunciaron casos de bronquitis, asma y otros problemas respiratorios.
Marisa Arienza y Guillermo Jorge, de Green Cross Argentina |
"Nos consta que en Fray Bentos ha habido olores. Pero los días de eventos en la planta, nosotros no detectamos olor en Ñandubaysal", afirmó Arienza. Ambos directivos de Green Cross aclararon que la detección del olor depende en gran medida de que la dirección del viento coincida con el lugar donde está emplazado el aparato de medición. O sea, puede haber habido episodios de olor que no hayan podido ser medidos.
Este informe es un oasis en el desierto de la falta de datos. Mientras del lado uruguayo, la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama) y la propia Botnia ya han dado a conocer varios monitoreos que indican que la planta no afectó el ecosistema, el misterio rodea a las mediciones que está llevando a cabo en Gualeguaychú la Secretaría de Ambiente de la Nación, a cargo de Romina Picolotti. Según fuentes ligadas al proyecto, sólo verían la luz a principios de marzo.
Los primeros días con Botnia funcionando, durante la puesta en marcha de la maquinaria, eran los que más preocupaban a los ambientalistas, ya que consideraban que era en la etapa de calibración cuando podían ocurrir los incidentes más peligrosos. Según voceros de Botnia, en sus primeros 21 días (que son los que evaluó el informe de Green Cross) la planta llegó a trabajar a un 61 por ciento y produjo 30.890 toneladas de pasta celulosa.
Desde la asamblea
Los asambleístas de Gualeguaychú sostienen que la planta hasta hoy nunca pasó el umbral del 15 por ciento. "Está produciendo en los niveles mínimos para que los monitoreos no puedan detectar la contaminación. No se observa el humo constante ni la entrada y salida de camiones como en otras pasteras del mundo", advirtió el asambleísta José Puoler.
Y admitió: "Se sabe que la contaminación es lenta y progresiva. Pero todas las plantas de este tipo terminan contaminando".
Más allá de esta discusión, el propio informe de Green Cross revela que el tiempo de medición es insuficiente para concluir que la planta no va a contaminar en un futuro.
La medición conocida hasta el momento se concentra en el dióxido de azufre (SO2), un gas que se produce por la combustión de compuestos sulfurados, como los gases TRS, que pueden ser tóxicos para el ser humano. Estos gases reaccionan con el vapor de agua y el oxígeno de la atmósfera, formando ácido sulfúrico y generando el fenómeno de la lluvia ácida.
"Algunos llegaron a pensar que el día que se prendiera la chimenea iba a ser como que un avión con napalm sobrevolara Gualeguaychú. Eso va en contra de los intereses ambientales. Porque si se espera eso y no ocurre nada, se puede llegar a la falsa conclusión de que no ocurrirá nada. Y no significa que no va a pasar algo", opinó Arienza.
Por Sebastián Iñurrieta
De la Redacción de LA NACION
Las claves del informe
- El aire: se tomaron muestras de aire entre el 11 de octubre y el 30 de noviembre de 2007. Botnia empezó a producir el 30 de noviembre.
- La medición: se midió la concentración por hora de dióxido de azufre (SO2, que contiene los gases tóxicos TRS) a nivel del suelo en el balneario Ñandubaysal, cerca de Gualeguaychú y a unos 12 kilómetros de Botnia.
- El resultado: el promedio de concentración de SO2 en el aire antes de Botnia era de 0,445141 partes por billón (ppb). Con la planta funcionando era de 0,453425 ppb.
- Los valores autorizados: el valor máximo de presencia en el aire de SO2 permitido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) es de 8 ppb. Ese es el standard más estricto. Para la Unión Europea, el máximo autorizado es de 48 ppb y para los Estados Unidos, 140 ppb, el mismo que para la ciudad de Buenos Aires.
La Nación
Domingo 20 de Enero de 2008
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