| | | Nuestra casa, nuestro futuro Cada año, al conmemorarse el Día Mundial del Medio Ambiente, se reitera una llamada a cada uno de nosotros, a nuestras instituciones, ciudades y países, para que no dejemos de trabajar ni de preocuparnos por la conservación del planeta en el que vivimos. De nuestro cuidado presente dependerá la supervivencia y la felicidad de las generaciones futuras, y ello no es un tema menor. Fue precisamente un 5 de junio, el del año 1972, que la Organización de las Naciones Unidas convocó en Estocolmo (capital de Suecia) a la primera Conferencia sobre el Medio Ambiente. En la conferencia, que duró 12 días, se analizó la problemática de la conservación del medio ambiente, que es irracionalmente atacado por el hombre de diversas maneras, en su mayoría debidas a excesos en acciones que tienden -paradójicamente- a mejorar la calidad de vida de las personas. Por ejemplo: el crecimiento de las grandes ciudades y sus automóviles genera la polución que afecta a la atmósfera; las grandes industrias producen desechos que luego contaminan las aguas y matan especies animales; los detergentes también arruinan las napas del suelo; las fumigaciones que pretenden defender las cosechas a veces son culpables de una ruptura en el equilibrio de los campos; los aerosoles -hasta los más inofensivos- aportan a la contaminación del aire; y todo ello sin contar las actividades criminales del hombre cuando indiscriminadamente ataca al equilibrio ecológico (por la tala de bosques, la caza de animales, etc.) en egoísta búsqueda de su propio beneficio. En aquella misma conferencia quedó instituido el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), aún vigente y en permanente actividad dirigida a que los gobiernos asuman el compromiso de lograr un equilibrio entre las necesidades que impone el desarrollo y la imprescindible conservación del medio ambiente. Esto es en definitiva lo primordial para asegurar un futuro sostenible para la Tierra y los seres vivos que la habitan. Se trata simplemente de tomar conciencia y de aprender que el progreso no debe ir en desmedro del equilibrio y el mantenimiento de los sistemas naturales sino a favor de ellos, que contribuirán como nadie ni nada a lograr lo que en definitiva pretende la especie humana: su felicidad y trascendencia. En este Día Mundial del Medio Ambiente, los numerosos eventos organizados por el PNUMA para curar a este planeta enfermo pretenden otorgar un sentido humano a los temas ambientales, dándoles un nuevo impulso a los habitantes del mundo para que se conviertan en agentes activos del desarrollo sostenible y equilibrado, y promoviendo en las comunidades profundas actitudes de cambio hacia los temas ambientales. En el mismo sentido y desde nuestro lugar de educadores, debemos inculcar en los alumnos desde pequeños no sólo actitudes, sino sobre todo profundos valores de cuidado, respeto y defensa de las variadas y numerosas riquezas naturales que afortunadamente poseemos. Ésa debe ser nuestra mínima contribución a las generaciones venideras. Más información: www.medioambiente.gov.ar www.pnuma.org Contenido provisto por Revista interCole - www.revistaintercole.com.ar
|